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La enfermedad de Hashimoto es un trastorno autoinmunitario que puede causar hipotiroidismo, o tiroides hipoactiva. En raras ocasiones, la enfermedad puede causar hipertiroidismo, o tiroides hiperactiva.
La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa en la parte frontal del cuello. En personas con enfermedad de Hashimoto:
Las hormonas tiroideas controlan la forma como el organismo usa la energía, por lo que afectan casi todos los órganos, incluso la forma como late el corazón.
La enfermedad de Hashimoto también se conoce como tiroiditis de Hashimoto, tiroiditis linfocítica crónica o tiroiditis autoinmunitaria.
Se desconoce la cifra de personas que tienen la enfermedad de Hashimoto en los Estados Unidos. Sin embargo, la enfermedad es la causa más común de hipotiroidismo, que afecta aproximadamente a 5 de cada 100 personas en los Estados Unidos.1
La enfermedad de Hashimoto es de 4 a 8 veces más común entre las mujeres que entre los hombres.2 Aunque se puede presentar la enfermedad entre los adolescentes o entre las mujeres jóvenes, se desarrolla con mayor frecuencia entre las mujeres de 30 a 50 años de edad.3 La probabilidad de desarrollar la enfermedad de Hashimoto aumenta si otros miembros de la familia tienen la enfermedad.
Es más probable que una persona desarrolle la enfermedad de Hashimoto si tiene otros trastornos autoinmunitarios como:
Muchas personas con la enfermedad de Hashimoto desarrollan hipotiroidismo. Si se deja sin tratar, el hipotiroidismo puede causar problemas de salud graves, entre ellos5:
Si se deja sin tratar, el hipotiroidismo también puede causar problemas durante el embarazo.
Al principio, muchas personas con la enfermedad de Hashimoto no presentan síntomas. A medida que la enfermedad avanza, la persona podría presentar uno o más de los síntomas del hipotiroidismo.
Algunos síntomas comunes del hipotiroidismo incluyen:
La enfermedad de Hashimoto lesiona la tiroides. La mayoría de las personas con la enfermedad de Hashimoto desarrollan hipotiroidismo. En raras ocasiones, al principio del curso de la enfermedad, esta lesión puede hacer que se libere demasiada hormona tiroidea en la sangre, lo que causa síntomas de hipertiroidismo.3
La tiroides podría agrandarse y hacer que la parte frontal del cuello se vea hinchada. La tiroides agrandada, conocida como bocio o coto, podría crear una sensación de llenura en la garganta, aunque por lo general no duele. Después de muchos años, o incluso décadas, la lesión de la tiroides podría hacer que la glándula se contraiga y desaparezca el bocio.
Los investigadores no saben por qué algunas personas desarrollan la enfermedad de Hashimoto, pero es común tener antecedentes familiares de la enfermedad de la tiroides. Varios factores podrían jugar un papel, entre ellos2:
El hipotiroidismo también lo pueden causar:
Los médicos diagnostican la enfermedad de Hashimoto con base en:
El médico revisará la historia clínica del paciente y le hará un examen físico. Además de preguntarle sobre los síntomas, el médico le revisará el cuello para ver si detecta el bocio que algunas personas con la enfermedad de Hashimoto pueden desarrollar.
El médico ordenará uno o más análisis de sangre para comprobar si hay hipotiroidismo y sus causas, como por ejemplo pruebas de:
Probablemente el paciente no necesitará otras pruebas para confirmar que tiene la enfermedad de Hashimoto. Sin embargo, si el médico sospecha la presencia de la enfermedad de Hashimoto pero el paciente no tiene anticuerpos antitiroideos en la sangre, es posible que le hagan una ecografía de la tiroides. Las imágenes que toma la ecografía pueden mostrar el tamaño de la tiroides y otras características de la enfermedad de Hashimoto. La ecografía puede también descartar otras causas del agrandamiento de la tiroides, como nódulos tiroideos, es decir, pequeñas protuberancias en la glándula tiroidea.
El tratamiento generalmente depende de si la tiroides está lo suficientemente lesionada como para causar hipotiroidismo. Si el paciente no tiene hipotiroidismo, el médico podría optar por controlarle los síntomas y las concentraciones de hormona tiroidea con regularidad.
El medicamento levotiroxina, que es idéntico a la hormona tiroidea natural tiroxina (T4), es la forma recomendada de tratar el hipotiroidismo. Este medicamento prescrito en forma de pastilla por muchos años, ahora está disponible también en forma líquida y en cápsulas blandas.2 Estas fórmulas más nuevas podrían ser útiles para las personas con problemas digestivos que afectan la forma en que se absorbe la pastilla con hormona tiroidea.
Algunos alimentos y suplementos pueden afectar cuán bien el cuerpo absorbe la levotiroxina. Entre los ejemplos se incluyen jugo de toronja, café expreso, soya y multivitaminas que contienen hierro o calcio.1, 6 Tomar el medicamento con el estómago vacío puede evitar que esto suceda. El médico podría pedirle al paciente que tome la levotiroxina por la mañana, de 30 a 60 minutos antes de la primera comida del día.
El médico le hará al paciente un análisis de sangre de 6 a 8 semanas después de haber empezado a tomar el medicamento y le ajustará la dosis si es necesario. Cada vez que le cambien la dosis, le harán otro análisis de sangre. Una vez que el paciente haya logrado una dosis que le dé buenos resultados, el médico probablemente le repetirá el análisis de sangre a los 6 meses y luego una vez al año.
Nunca se debe suspender el medicamento o tomar una dosis más alta sin consultar primero con el médico. Tomar demasiado medicamento con hormona tiroidea puede causar problemas graves, como fibrilación auricular u osteoporosis.5
El hipotiroidismo se puede controlar bien con un medicamento con hormona tiroidea, siempre que el paciente tome el medicamento según las indicaciones de su médico y se haga análisis de sangre de seguimiento con regularidad.
La tiroides usa yodo, un mineral que se encuentra en algunos alimentos, para producir hormonas tiroideas. Sin embargo, las personas con la enfermedad de Hashimoto u otros tipos de trastornos de la tiroides autoinmunitaria podrían ser sensibles a los efectos secundarios nocivos del yodo. Consumir alimentos que contengan grandes cantidades de yodo, como algas de agua dulce u otros tipos de algas y ciertos medicamentos con alto contenido de yodo, podría causar o empeorar el hipotiroidismo. Tomar suplementos de yodo puede tener el mismo efecto.
El paciente debe consultar con los miembros de su equipo de cuidados de la salud sobre:
Sin embargo, si se trata de una paciente embarazada, debe tomar suficiente yodo porque el bebé obtiene yodo de su dieta. El exceso de yodo también puede causar problemas, como bocio en el bebé. Debe consultar con el médico sobre la cantidad de yodo que necesita.
Los investigadores están buscando otras formas en que la dieta y los suplementos, como la vitamina D y el selenio, podrían afectar la enfermedad de Hashimoto.2 Sin embargo, actualmente no hay una guía específica disponible.3
El NIDDK realiza y respalda ensayos clínicos de muchas enfermedades y afecciones, incluidas las enfermedades endocrinas. Los ensayos clínicos buscan nuevas formas de prevenir, detectar o tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Los ensayos clínicos y otros tipos de estudios clínicos (en inglés) forman parte de la investigación médica e involucran a personas como usted. Cuando una persona se ofrece como voluntaria para participar en un estudio clínico, está ayudando a los médicos e investigadores a conocer más sobre la enfermedad de Hashimoto y a mejorar la atención médica para las personas en el futuro.
Investigue si los estudios clínicos son adecuados para usted.
Mire un video del Dr. Griffin P. Rodgers, director del NIDDK, que explica la importancia de participar en los ensayos clínicos.
Puede encontrar estudios clínicos sobre la enfermedad de Hashimoto en www.ClinicalTrials.gov (en inglés). Además de buscar los estudios patrocinados por el gobierno federal, puede ampliar o reducir su búsqueda para incluir estudios clínicos de la industria, universidades e individuos; sin embargo, los NIH no revisan estos estudios ni pueden garantizar que sean seguros. Antes de participar en un estudio clínico, debe consultar siempre con su proveedor de cuidados de la salud.
This content is provided as a service of the National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases
(NIDDK), part of the National Institutes of Health. NIDDK translates and disseminates research findings to increase knowledge and understanding about health and disease among patients, health professionals, and the public. Content produced by NIDDK is carefully reviewed by NIDDK scientists and other experts.
El NIDDK quisiera agradecer a:
Leonard Wartofsky, M.D., MACP, MedStar Georgetown University Hospital