En esta página:
Un prolactinoma es un tumor benigno (no canceroso) de la hipófisis, conocido también como tumor hipofisario, que produce una hormona llamada prolactina. La hipófisis (o pituitaria), ubicada en la base del cerebro, es una glándula del tamaño de un guisante que controla la producción de muchas hormonas.
La prolactina le indica a los senos de una mujer que produzcan leche durante el embarazo y la lactancia. El exceso de prolactina en la sangre, una afección conocida como hiperprolactinemia, puede causar infertilidad y otros problemas. En la mayoría de los casos, los prolactinomas y los problemas de salud relacionados pueden tratarse exitosamente con medicamentos.
Los tumores hipofisarios benignos y pequeños son bastante comunes en la población general. Un prolactinoma es el tipo más común de tumor hipofisario, que representa aproximadamente el 40 por ciento de todos los tumores hipofisarios.1
Las mujeres tienen más probabilidad que los hombres de desarrollar un prolactinoma. Estos tumores rara vez se presentan en niños y adolescentes. En los niños, los prolactinomas pueden prevenir el inicio o bloquear la progresión de la pubertad.
Tener un prolactinoma puede causar síntomas y problemas distintos en las mujeres y en los hombres. Algunos de estos síntomas y problemas son causados por el exceso de prolactina en el cuerpo, mientras que otros están relacionados con el tamaño y la ubicación del tumor.
El exceso de prolactina, o hiperprolactinemia, puede disminuir las concentraciones de las hormonas sexuales tanto en las mujeres como en los hombres. Entre las complicaciones relacionadas se pueden incluir:
Los prolactinomas suelen ser pequeños, de menos de 1 centímetro de diámetro y se conocen como “microprolactinomas”. Con menos frecuencia, el tumor puede llegar a medir más de 1 centímetro de diámetro y en conjunto se conocen como “macroprolactinomas”. Los macroprolactinomas pueden presionar contra partes cercanas a la hipófisis y el cerebro. Entre las complicaciones se pueden incluir:
Entre las mujeres, los síntomas comunes de tener un prolactinoma incluyen:
Entre los hombres, los síntomas comunes incluyen:
Las mujeres a menudo reportan los síntomas antes que los hombres porque pueden notar cambios en su menstruación o una secreción lechosa de sus senos cuando no están embarazadas o amamantando. Sin embargo, las mujeres que toman hormonas sexuales, en pastillas anticonceptivas o terapia de reemplazo hormonal, quizás no experimenten estos cambios.2 Lo mismo ocurre con las mujeres que han alcanzado la menopausia y ya no tienen menstruaciones. Entre estas mujeres y los hombres, la falta de señales y síntomas claros podrían llevar a un diagnóstico tardío.
La mayoría de los tumores hipofisarios se desarrollan solos. Se desconoce su causa. En algunos casos, los factores genéticos pueden desempeñar un papel. Por ejemplo, la neoplasia endocrina múltiple tipo 1 (en inglés), un trastorno hereditario, aumenta el riesgo de prolactinomas.
Las concentraciones de prolactina normalmente aumentan durante el embarazo y la lactancia. También pueden aumentar ligeramente en otros momentos debido a:1
Estos aumentos de prolactina suelen ser pequeños y temporales. Además de un prolactinoma, los factores que con mayor frecuencia causan exceso de prolactina en la sangre son los medicamentos, las enfermedades y otros tumores hipofisarios.
Medicamentos. La dopamina, un químico del cerebro, ayuda a frenar la producción de prolactina en el cuerpo. Cualquier medicamento que afecte la producción o el uso de dopamina puede aumentar las concentraciones de prolactina.
Los medicamentos que pueden aumentar las concentraciones de prolactina incluyen algunos tipos de:
Aunque el estrógeno estimula la liberación de prolactina, no se ha encontrado que las pastillas anticonceptivas que contienen estrógeno y la terapia de reemplazo hormonal causen hiperprolactinemia.4
Si las concentraciones altas de prolactina se deben a un medicamento, estas concentraciones por lo general volverán a la normalidad de 3 a 4 días después de suspender el medicamento.
Otras enfermedades. Las enfermedades que podrían aumentar las concentraciones de prolactina incluyen:
Otros tumores hipofisarios. Otros tumores grandes ubicados en o cerca de la hipófisis podrían también elevar las concentraciones de prolactina, generalmente al evitar que la dopamina llegue a la hipófisis.
A veces se desconoce la causa del exceso de prolactina.
Los médicos diagnostican los prolactinomas con base en los resultados de dos pruebas.
Después de confirmar el diagnóstico de prolactinoma, el médico podría hacer otras pruebas para determinar si el tumor está afectando otras hormonas. Dependiendo del tamaño del tumor, el médico podría pedirle también que se haga un examen de la vista.
Los médicos suelen tratar los prolactinomas con medicamentos. En muy raras ocasiones, se podrían tratar con cirugía o radioterapia. Las metas del tratamiento son:
Los medicamentos conocidos como agonistas de dopamina controlan las concentraciones de prolactina y reducen el tumor de manera muy eficaz. Estos medicamentos imitan los efectos de la dopamina, un químico en el cerebro.
Los dos agonistas de dopamina que se usan con mayor frecuencia para tratar los prolactinomas son:
La cabergolina es el medicamento preferido para tratar los prolactinomas porque es más eficaz que la bromocriptina y tiene menos efectos secundarios.1
Resultados. Para la mayoría de los prolactinomas pequeños, los agonistas de dopamina normalizan las concentraciones de prolactina y reducen los tumores en 4 de cada 5 pacientes.5
Efectos secundarios. Los efectos secundarios comunes de los medicamentos incluyen náuseas, vómito y mareo. Ambos medicamentos deben tomarse siempre con alimentos. Comenzar el tratamiento con una dosis baja y tomar el medicamento antes de acostarse puede reducir los efectos secundarios.
Complicaciones. Aunque se han relacionado los agonistas de la dopamina con la lesión de la válvula cardíaca, estos problemas se encontraron principalmente entre las personas que toman estos medicamentos para tratar la enfermedad de Parkinson. Los pacientes de Parkinson generalmente toman dosis mucho más altas (generalmente unas 10 veces más altas) de estos medicamentos que las que se usan para tratar los prolactinomas. Si el paciente necesita tomar una dosis alta de un agonista de dopamina, el médico podría ordenarle un ecocardiograma para examinar las válvulas cardiacas y la función cardiaca. En raras ocasiones, se han observado trastornos psiquiátricos relacionados con el control de los impulsos, como el juego compulsivo, en personas que toman estos medicamentos.6
Duración del tratamiento. Es posible que el paciente deba tomar estos medicamentos durante mucho tiempo para evitar que el tumor vuelva a crecer, especialmente si el prolactinoma es grande. Después de 2 años, se podrían reducir o suspender los medicamentos lentamente si las concentraciones de prolactina son normales y el tumor ya no es visible.1 Sin embargo, si la concentración de prolactina se vuelve a elevar, es posible que el paciente necesite volver a tomar el medicamento durante el tiempo que sea necesario para controlar sus concentraciones de prolactina.
Aun cuando los médicos suelen tratar los prolactinomas con medicamentos, en algunos casos la cirugía podría ser una opción. Por ejemplo:
En algunos casos, cuando un prolactinoma es grande, una mujer podría optar por someterse a una cirugía para extirpar el tumor antes de intentar quedar embarazada.
Se podrían usar dos tipos de cirugía:
Cuando la realiza un cirujano especializado, la cirugía corrige las concentraciones de prolactina en aproximadamente el 90 por ciento de las personas con tumores pequeños y el 50 por ciento de las personas con tumores grandes.7 Para las personas con prolactinomas más grandes que solo se pueden extirpar parcialmente, los medicamentos a menudo pueden normalizar las concentraciones de prolactina después de la cirugía.
Efectos secundarios y complicaciones. Los efectos secundarios de la cirugía pueden incluir:
En muy raras ocasiones, si los medicamentos y la cirugía no logran reducir las concentraciones de prolactina, se podría usar radioterapia. Este tipo de tratamiento usa radiografías de alta energía u ondas de partículas para matar las células tumorales. Dependiendo del tamaño y la ubicación del tumor, se administra la dosis completa de radiación en una sesión o en dosis más bajas en el transcurso de 4 a 6 semanas.
Resultados. Las concentraciones de prolactina vuelven a la normalidad en 1 de cada 3 pacientes tratados con radioterapia.1 Sin embargo, como el tratamiento con radiación con el tiempo reduce las concentraciones de prolactina, podría llevar años lograr este resultado. Es probable que el médico le recete medicamentos al paciente mientras espera los resultados.
Efectos secundarios y complicaciones. El efecto secundario más común son las concentraciones bajas de la hormona tiroidea. En hasta la mitad de los pacientes, la radioterapia podría también causar una disminución de otras hormonas hipofisarias.8 La pérdida de la vista y la lesión cerebral son complicaciones muy poco frecuentes. En raras ocasiones, pueden desarrollarse otros tipos de tumores muchos años después en zonas que estaban en el camino del haz de radiación.
Antes del embarazo. Tener un prolactinoma podría dificultarle a la paciente quedar embarazada, pero el tratamiento con agonistas de dopamina es muy eficaz para restaurar la fertilidad.
Cuando se confirma el embarazo. Aun cuando los estudios sugieren que tanto la bromocriptina como la cabergolina se pueden tomar de manera segura en las primeras etapas del embarazo, por lo general se prefiere la bromocriptina debido a su registro de seguridad más largo.1 Tan pronto como se confirma el embarazo, el médico generalmente le aconsejará a la paciente que deje de tomar estos medicamentos para evitar posibles efectos en el feto.
Durante el embarazo. Las concentraciones de prolactina normalmente aumentan durante el embarazo, preparando los senos para producir leche después del parto. Con frecuencia la hipófisis duplica su tamaño durante el embarazo. El prolactinoma también podría crecer de tamaño, especialmente si ya es grande. Si la paciente comienza a tener síntomas como dolores de cabeza y cambios en la vista, el médico podría recomendarle que comience a tomar el medicamento nuevamente.
Después del parto. Después del parto, las mujeres con prolactinomas pequeños generalmente pueden amamantar a sus bebés. Si el prolactinoma es grande, el médico podría sugerirle a la paciente que consulte con un endocrinólogo sobre la lactancia materna.
Los médicos generalmente no miden las concentraciones de prolactina durante el embarazo y la lactancia; por lo general, comenzarán a hacerlo nuevamente un par de meses después de que la paciente deje de amamantar. En algunos casos, las concentraciones de prolactina permanecen normales después del parto y la lactancia.9
El NIDDK realiza y respalda los ensayos clínicos de muchas enfermedades y afecciones, incluidas las enfermedades endocrinas. Los ensayos clínicos buscan nuevas formas de prevenir, detectar o tratar enfermedades y mejorar la calidad de vida.
Los ensayos clínicos, y otros tipos de estudios clínicos (en inglés), forman parte de la investigación médica e involucran a personas como usted. Cuando una persona se ofrece como voluntaria para participar en un estudio clínico, está ayudando a los médicos e investigadores a conocer más sobre las enfermedades y a mejorar la atención médica para las personas en el futuro.
Los investigadores están estudiando muchos aspectos del prolactinoma, incluso los nuevos tratamientos para esta afección.
Investigue si los estudios clínicos son adecuados para usted.
En www.ClinicalTrials.gov (en inglés) puede ver una lista filtrada de estudios clínicos sobre el prolactinoma que están abiertos y reclutando participantes. Puede ampliar o reducir la lista para incluir estudios clínicos de la industria, universidades e individuos; sin embargo, los Institutos Nacionales de la Salud no revisan estos estudios y no pueden garantizar que sean seguros. Antes de participar en un estudio clínico, debe consultar siempre con su profesional de atención médica.
This content is provided as a service of the National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases
(NIDDK), part of the National Institutes of Health. NIDDK translates and disseminates research findings to increase knowledge and understanding about health and disease among patients, health professionals, and the public. Content produced by NIDDK is carefully reviewed by NIDDK scientists and other experts.
El NIDDK quisiera agradecer a:
Andrew R. Hoffman, M.D., VA Palo Alto Health Care System and Stanford University School of Medicine